El caso de January Schofield y la esquizofrenia

Por Sara Firgaira Fernández

El caso de January Schofield se conoce como el más grave de esquizofrenia en la infancia. Fue diagnosticada a los 6 años, pero sus padres supieron que algo iba mal desde el día en que nació.

Hace tiempo descubrí el documental de la historia de January que me dejó tremendamente impactada. Este caso en particular no solo llama la atención por la cantidad y complejidad de sus alucinaciones, sino por la temprana edad a la que apareció el trastorno.

¿Qué es la esquizofrenia?

La esquizofrenia es un trastorno mental grave para el que no existe cura. Presenta síntomas como alucinaciones, delirios, lenguaje desorganizado, comportamiento catatónico o gravemente desorganizado, o síntomas negativos.

Este trastorno suele darse entre los 15 y los 25 años en hombres y entre los 25 y los 35 en mujeres. La aparición de este trastorno antes de los 10 o después de los 50 años es tremendamente excepcional.

En cuanto a su causa, aun es una incógnita. Se cree que existe una vulnerabilidad biológica que predispone a ciertas personas. Existe una predisposición genética que facilita la aparición de la esquizofrenia junto con la aparición de factores precipitantes (consumo de drogas, acontecimientos vitales estresantes…).

Si quieres saber más sobre este trastorno, lee nuestro artículo “la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos”.

El caso de January Schofield

January nació el 8 de agosto del 2002 sin problemas y parecía un bebé totalmente normal. Pero en seguida su madre notó algo extraño en su conducta y preguntó a los médicos. Su hija la miraba fijamente sin desviar la vista. Los médicos le dijeron que no era muy normal pero no le dieron demasiada importancia.

En su séptimo día de vida prácticamente dejó de dormir. Solo conseguían que durmiera alguna que otra siesta de unos 20 minutos, sin sobrepasar las tres horas de sueño al día. Cuando un bebé sano duerme un promedio de 20 horas diarias. Esto la mantenía muy irritable todo el día.

Más adelante se dieron cuenta de que hacía cosas que no eran corrientes a su edad. A los tres meses de vida podía identificar animales y sabía dónde estaban localizados su boca, nariz, ojos y orejas. Esto se suele dar entre los 9 y 12 meses de vida. Llegaron a pensar que podía ser superdotada (a los cuatro años evaluaron su cociente intelectual en un 146). Pero también fijaba la vista y parecía mirar algo que no estaba allí y podía seguirlo con la mirada durante un largo recorrido.

Justo antes de cumplir tres años, Jani comenzó a hablar de “Lo”. Diciendo cosas como “Lo es mi hermana porque es una perra obediente”. Sus padres asumieron que era su amigo imaginario y que era algo normal a su edad. Poco después apareció “400, el gato”. Este “personaje” es malo, según ella misma. Le dice que haga cosas malas a los demás y a ella misma. Comenzó a cambiarse el nombre y a reaccionar de forma agresiva cuando la llamaban por su nombre real.

Al empezar en la escuela su comportamiento comenzó a ser muy agresivo y perturbador. A los cuatro años se aislaba de los demás niños. Ella solía decir que los otros niños eran “un número 13” y que ella misma era un “número 17”. Su número fue aumentando con el tiempo a medida que se distanciaba más y más del resto de los niños.

En 2007 nació su hermano Bodhi. La conducta de Jani comienza a empeorar, llegando a autolesionarse. Sus padres comenzaron a tener miedo de que pudiera hacerse daño y hacerle daño a su hermano. Jani decía que no podía controlarlo. Hay un episodio que aparece en el documental, especialmente terrorífico, en el que se la ve llorando y gritando pidiendo ayuda. Ella grita desconsolada “¡Sálvame, mamá! ¡Sálvame!”. Esto junto el hecho de prometer a su padre “No pegaré a Bodhi, a ti sí, pero al él no”, convenció a sus padres de que estas conductas no eran excentricidades o alguna “fase” que acabaría pasando. Se dieron cuenta de que pasaba algo grave. Es impactante el hecho de que Jani parece ser muy consciente de su problema y parece luchar contra esos impulsos que la hacen “hacer cosas malas”, teniendo en cuenta que en este momento tenía cinco años.

La llevaron al psiquiatra y fue diagnosticada primero de trastorno de ansiedad, luego TDAH, trastorno bipolar, trastorno disociativo, entre otros. La comenzaron a medicar con Risperidona (antipsicótico), pero esto no dio ningún resultado, suponen que por su edad. En el 2009 tuvo un episodio especialmente agresivo en la escuela y estos llamaron a la policía. Los padres permitieron que la policía actuase pensando que esta sería la única forma de recibir algún tipo de ayuda más eficaz. La ingresaron en el hospital durante dos semanas para estabilizarla y realizar una evaluación de su caso. Finalmente, los doctores les comunicaron que habían descartado todos los trastornos excepto la esquizofrenia.

Las alucinaciones, que fueron en aumento desde entonces, forman parte de sus vidas. Son reales para ella y sus padres tratan de asumirlo pensando en ellas como “miembros indeseables de la familia y a quienes tenemos que tolerar”. Jani convive con unas ratas llamadas “Miércoles”, “Martes”, “Jueves”, “Viernes” y “Domingo”. También tiene alucinaciones con números que tienen cualidades antropomórficas (“1” quiere comerse a “8”). Sus compañeras de juego son dos niñas de 11 años que se llaman “24 horas” y “80 horas”. Junto con el diagnóstico, comenzó la medicación. Tanto los padres como ella misma, asocian cada medicamento con alguno de los tipos de alucinación que padece. Por ejemplo, el Litio (estabilizador del ánimo) “ayuda a los números, hace que desaparezcan” y la Clozapina (antipsicótico) “le ayuda con las ratas y los gatos ya que los pone a dormir”.

Estas alucinaciones junto con otros síntomas aumentan las conductas agresivas de Jani, lo que hace que teman seriamente por la seguridad de Bodhi, que aún es muy pequeño. Puesto que el principal objetivo de esta familia es evitar el ingreso permanente de Jani, deciden separarse en dos apartamentos pequeños. En el “apartamento de Bodhi” es dónde hacen vida familiar, donde pasan tiempo juntos y cuando Jani se siente inquieta, está más agresiva de lo normal y también para dormir, uno de los padres duerme con ella en el otro apartamento (que está adaptado a sus necesidades).

Jani está cada vez más aislada del resto de los niños, puesto que no puede acudir a la escuela con los demás. Ella menciona en diversas ocasiones: “No me gusta la gente real y ellos también me odian”. Sus padres deciden organizar una asociación para las familias con este problema y tratan de socializar a Jani con otros niños que pasan por lo mismo que ella.

El documental muestra la fortaleza de unos padres dispuestos a hacerlo todo porque su hija tenga una vida lo más normal posible y muestra la importancia de estar unidos, de buscar ayuda especializada y de otras familias que pasan por lo mismo.

Este es el documental completo para que podáis ver con “vuestros propios ojos” el infierno por el que pasa esta niña y cómo sus padres consiguen unos avances espectaculares con su enfermedad.

DOCUMENTAL 1

En el segundo documental (cuyo enlace encontrarás más adelante), continua describiendo la vida de Jani. Comienza en 2011, cuando vuelven por fin a vivir todos juntos como una familia en un solo apartamento. En este momento Jani tiene nueve años y su hermano Bodhi tiene cuatro. Entonces es Bodhi el que empieza a mostrar síntomas muy similares a los de Jani. Bodhi es diagnosticado de autismo, pero sus padres observan como tiene alucinaciones y dice cosas como que “29 es marrón”. Ambos padres, e incluso Jani, sospechan que Bodhi también tiene esquizofrenia.

DOCUMENTAL 2

Estos documentales pueden facilitarnos el llegar a comprender qué puede significar tener un trastorno mental como este. Hemos oído hablar de la esquizofrenia en muchas ocasiones, podemos conocer cuáles son los síntomas que se padecen con esta enfermedad, pero ¿Podemos llegar a entender realmente qué significaría vivir con ello? Yo creo que no.

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